Hipótesis #19: Sobreviviendo a la Vida Moderna Pt.1
El Efecto Mariposa y sus consecuencias en Salud
Los siguientes Newsletter estarán basados en una charla que di para Renesen, un encuentro de salud y espiritualidad que busca revolucionar la forma en que enfrentamos nuestro camino de sanación.
Gran parte de lo escrito acá está basado en los libros de Nassim Taleb, y Jordan Peterson, rivales más cercanos de lo que logran ver.
Son temas, principalmente filosóficos, que voy a sostener en el aire para cerrar con una integración en otro Newsletter. La idea es que te ayude a tomar decisiones ante el exceso de información, opiniones e ideas actuales.
Esa es la intención al menos.
Así que ponte tu gorro de aluminio, prepara tu botella de vidrio con agua libre de flúor y ajusta tus lentes bloqueadores de luz azul, que vamos con todo!
¿Sabes cuál podría ser la tercera causa de muerte en países como Estados Unidos?
Según un estudio del 2016, se estimó que sólo contando los errores y procedimientos médicos intrahospitalarios, la iatrogenia (iatros = médico; genesis = causa) podría corresponder a la tercera causa de muerte después de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Y aunque el estudio utiliza una metodología estimativa, es interesante considerarlo por las implicancias que tiene para el paciente. Es decir, para cada uno de nosotros.
Traemos una visión histórica muy positiva de la medicina.
Si le preguntas a tus abuelos, pareciera que los médicos somos el cruce entre un genio y la reencarnación de un santo.
Sin embargo, sabemos que la vida real es mucho más compleja que eso.
En realidad los médicos somos igual que cualquier otra persona.
Sujetos a los mismos sesgos, errores y comportamientos; sólo tenemos conocimientos específicos en un área.
También usamos Instagram o TikTok para ver videos de estudios que luego usamos como evidencia para modificar nuestra conducta.
Somos susceptibles de los mismos influencers que la persona común, especialmente cuando estos confirman nuestros sesgos: aquello que queremos creer.
Y llevamos años sometidos al mayor influencer de la historia: las grandes industrias de la salud y alimentación.
Desde la industria farmacéutica, hasta las tabacaleras o industrias de alimentos; los médicos hemos estado sometidos a influencias mucho menos evidentes que lo que se ve en una red social.
Uno puede ver un video de algún personaje que te quiere convencer de que debes comer sólo pasto, o que debes tomar jugo de frambuesa del Himalaya prensado en granito del Sahara, y al final uno decide con qué quedarse.
En cambio, la industria ha actuado de forma mucho más sutil: financiando estudios, revistas científicas, revisiones, libros de texto y curriculum universitarios.
Financiando leyes y regulaciones que capturan el mercado.
Pagando anuncios en televisión, cine y radios, no (necesariamente) para afectar al consumidor, sino para controlar el mensaje que se entrega.
Y de vez en cuando pagando directamente a médicos y profesionales de salud para que promocionen sus productos.
Siempre bajo la justificación de la compasión: esto es para salvar vidas.
Este panorama—que parece sombrío y para algunos conspiranoico—es en realidad un secreto a voces.
No existe industria alguna donde los intereses económicos de algunos no traten de subvertir la industria a su favor.
De hecho si no ocurriera la vida sería (casi) fome…
Me es más fácil confiar en alguien que abiertamente te dice que quiere modificar la legislación a su favor, que en quien lo oculta bajo buenas intenciones.
¿Por qué creer que la industria de la salud está por sobre estos conflictos de interés?
Y al igual que ha ocurrido con el resto del mercado, el verdadero freno a las prácticas abusivas o dañinas siempre ha sido el consumidor.
El voto que vale es el del dinero, si no les das dinero no pueden sostener sus Torres de Babel, de Marfil, o de Sauron (la que más te guste).
El problema es ¿a dónde escapar, dónde buscar ayuda, en quién confiar?
En una industria que ha controlado y manipulado gran parte de la información y formación de los mismos profesionales a los que recurres, ¿cómo saber que mi interlocutor es alguien que realmente me podrá ayudar, más allá de sus buenas intenciones?
La respuesta yace en nuestros antepasados.
Debemos utilizar la sabiduría del pasado, aquella que ha sobrevivido a la prueba del tiempo; y mezclándola con conocimientos modernos sobre evolución y biología humana establecer nuestro propio sistema de discriminación de la información.
Crear una perspectiva personal que nos ayude a navegar el exceso de información actual.
El mayor regalo que un médico le puede entregar a sus pacientes es ayudarlos a pensar de manera lógica.
Regálale un pescado a una persona y lo alimentas hoy, enséñale a pescar y lo alimentas para siempre.
¿En qué se parece una lavadora a un perro?
¿Alguien sabe cómo funciona una lavadora?
¿Cómo reparar una si es que se rompe?
Personalmente me declaro incompetente, aunque confío en que YouTube me salvará llegado el día.
…
Una lavadora está compuesta por múltiples piezas que en conjunto logran que cumpla su función: lavar la ropa.
Al igual que cualquier otro aparato tecnológico, estas piezas dependen de un detallado orden y estructura para trabajar.
Todo lo tecnológico es, a veces más y a veces menos, complicado.
Lo complicado es aquello que depende de un orden específico, predeterminado de interacción entre sus componentes; y que si alguno falla pierde su función.
Piensa en un reloj suizo.
Estos mecanismos detallistas no soportan un error:
Le entra agua: dejó de funcionar
Le entra aire: dejó de funcionar
Se acaba la pila: dejó de funcionar
Te equivocaste de pila: dejó de funcionar
Y a pesar de ser frágiles, nos encantan porque nos demuestran el ingenio humano y la máxima capacidad creativa que tenemos.
Es un ejemplo de nuestro intento de apuntar a lo más alto: la belleza, la verdad y lo bueno.
Hace poco me aparecieron unos videos de un asiático creando un adorno de pared.
Es una demostración de que existe lo más alto. Tiene millones de reproducciones a pesar de ser largo (para los estándares actuales) y tratarse de un objeto “meramente” decorativo.
—Si quieres ver el video está acá—
Aceptar que cualquier creación humana que cumpla con esas tres cualidades (belleza, verdad y bondad) será valorada, sin importar de qué se trate, es algo que puede inspirarnos a mejorar siempre.
Una obra de arte es lo más cercano a crear algo complejo que podremos llegar.
…
Por otro lado, tenemos el ejemplo de un animal doméstico.
El perro también tiene múltiples partes que dependen entre sí para poder vivir.
Pero es fundamentalmente distinto a un aparato tecnológico en la forma en que se relacionan estas partes.
Las partes que deben interconectarse entre sí para funcionar tiene muchas otras características:
Redundancia
Interacciones Múltiples
Impredictibilidad
Consecuencias no Lineales
Fractalidad
Retroalimentación
—Esto es lo que iré explicando en los siguientes Newsletter—
Volviendo al reloj, dejamos claro que se trata un objeto complicado.
El perro, el ser humano, y cualquier creación natural caemos en la categoría de complejos.
Lo complicado es replicable al detalle, lo complejo no lo es. Por eso una obra de arte puede llegar a ser compleja, porque el detalle es realmente irreplicable.
Lo que hemos hecho con el cuerpo humano es tratar de entenderlo como si fuera un sistema complicado. Hemos forzado un sistema complejo a acomodarse a un espacio en el que no entra.
Esta imposiblidad de acomodación mental nos impide entender que las intervenciones en un sistema complejo son impredecibles.
Un sistema complicado se puede predecir.
Si hecho pintura verde en un cuadro este se manchará de acuerdo a la forma en que la pintura caiga.
Si hecho pintura en un océanos no tengo cómo saber las consecuencias (buenas o malas) que eso genere.
No se trata de ajustar un tornillo en un motor, se trata de botar hoja desde un edificio y predecir el patrón que dejarán en el suelo.
Es el efecto mariposa.
Es la que ha generado el gran surgimiento de la iatrogenia moderna: la incapacidad de aceptar que somos sistemas complejos, y por lo tanto impredecibles; la insistencia de forzar a lo complejo a adaptarse a una caja donde no entra (complicado); y la consecuencia lógica de creer que como somos sistemas complicados, entendemos las intervenciones en su totalidad.
Tratamos de operar al perro como si fuera una lavadora y sin duda lo vamos a matar.
Con los seres humanos caímos en lo mismo.
Aparecen los antibióticos, y por primera vez la medicina puede encontrar respuestas semi lineales.
Bajamos en un 70% la mortalidad por infecciones en unos pocos años, y gracias a eso ahora creemos que el resto de las enfermedades se deben tratar de la misma forma.
¿Tienes neumonía? Toma un antibiótico.
¿Tienes reflujo? Toma un omeprazol.
Pero se nos olvidó que la vida no es así de simple, ni siquiera para los antibioticos.
Resultó que las consecuencias no deseadas del uso masivo de antibióticos eran mucho más complejas de lo que creíamos.
No estoy hablando sólo de la resistencia, estoy hablando de las alteraciones de la microbiota, de las alteraciones musculoesqueléticas, riesgo de daño en otros órganos, y una larga lista que iremos conociendo con el tiempo.
Lo mismo ocurre con el omperazol, y en realidad con todas las intervenciones.
La falacia de nuestra interpretación quedó en evidencia en menos de una generación.
Pasamos de considerar los medicamentos como algo esporádico a indicarlos como si fueran agua.
De preocuparnos de los efectos adversos a indicar 5 medicamentos como si entendiéramos algo sobre sus interacciones.
Y ahora, cuando tenemos una población enferma, adicta a la pornografía, al azúcar, a las bebidas, a los medicamentos, incapaces de soportar ninguna incomodidad nos preguntamos qué paso…
Fue nuestra arrogancia.
Tuvimos un golpe de suerte y decidimos que éramos dioses.
Nos caímos, fuerte, pero por suerte podemos levantarnos.
Ese es el desafío de nuestra generación: salir del hoyo, deshacernos de nuestro resentimiento y volver a apuntar a lo más alto.
Para eso necesitamos aceptar la incertidumbre de los sistemas complejos, que es la incertidumbre de la vida.
E incluso más, debemos abrazar esa incertidumbre y aprender a usarla a nuestro favor.
Aprender a tomar decisiones ante información infinita, de eso se trata.
La gran batalla espiritual será entre quienes quieren certezas y quienes aceptan la aventura de la vida
.
La salud no se salvará de esto.
Construyamos el camino a lo más alto, volvamos a integrar lo complejo.
Experimento:
Elige algún aparato tecnológico simple, y trata de desarmarlo y armarlo.
Una vez que lo hayas hecho, empieza a buscar qué cosas no son posibles de someter a esa lógica.
Empieza a valorar la complejidad en lo que damos por sentado, y trata de identificar cómo alteramos esa complejidad con nuestros intentos de control.
Te sorprenderás hasta dónde llega.
Te deseo suerte en tu camino,
Javier Richard